Rosario Castellanos Figueroa (25 May 1925 – 7 August 1974) was a Mexican poet and author. Along with the other members of the Generation of 1950 (the poets who wrote following the Second World War, influenced by César Vallejo and others), she was one of Mexico's most important literary voices in the last century. Throughout her life, she wrote eloquently about issues of cultural and gender oppression, and her work has influenced feminist theory and cultural studies. Though she died young, she opened the door of Mexican literature to women, and left a legacy that still resonates today.
Throughout her career, Castellanos wrote poetry, essays, one major play, and three novels: the semi-autobiographical Balún Canán and Oficio de tinieblas (translated into English as The Book of Lamentations) depicting a Tzotzil indigenous uprising in Chiapas based on one that had occurred in the 19th century. Despite being a ladino – of mestizo, not indigenous descent – Castellanos shows considerable concern and understanding for the plight of indigenous peoples. "Cartas a Ricardo," a collection of her letters to her husband Ricardo Guerra was published after her death as was her third novel, Rito de iniciación. Rosario Castellanos said of the collection of her letters in Cartas a Ricardo that she considered them to be her autobiography. Rito de iniciación is in the bildungsroman tradition about a young woman who discovers her vocation of a writer. Castellanos' poem, "Valium 10," is in the confessional mode, and is a great feminist poem comparable to Sylvia Plath's "Daddy."
I first encountered Rosario Castellanos in 2020 in the form of The Book of Lamentations, which subsequently became one of my absolute favorite books. Part of what drew me was my 500 Great Books by Women project, which cites this particular set of short stories. I am grateful that I first came across the novel, as that went far better with me for reasons both predictable (I am not the best with short stories) and individual (the stories are a tad too fablesque for my liking). A mere two years separate the publication of these stories from that of the novel, while nearly five years separate my reading of the latter from the former, and from where I stand, it's hard to parse whether my two star drop in rating has to do with authorial accomplishment, my feeling of disillusionment, or a little bit of both. For it was difficult to take this writing seriously while knowing of Castellanos' status as ambassador to Israel of all places, in addition to her grounding her technique in The Popol Vuh and then putting out such a blatant claim (or pity parade, perhaps) that the indigenous folks of her narratives are her people. Projection, I know, but I did cite Almanac of the Dead during my review of the novel as coming from a stronger realm of authenticity, and after finishing this collection, I just don't feel the sense of a successful synthesis of themes that these works were aspiring to. Or perhaps I simply prefer polemic to allegory. In any case, Castellanos still has a bevy of works to choose from her unfortunately shortened career, and I can see myself dipping into her in the future. At this point, though, I'd really go for a solid biography more than anything else, if only to disentangle my disgruntlement from her development.
Cuidado con este libro porque muerde. Los cuentos son buenísimos después de leer "Álbum de familia" y decepcionarme, decidí darle otra oportunidad a Castellanos con Ciudad Real y vaya cuentos, salvo el primer cuento que más me pareció una introducción, me pareció un libro sorprendente, usa el lenguaje de los indígenas, y de los ladinos, además retrata sin caer en el patetismo la precaria situación que viven los indígenas en Chiapas, y uno pensaría que con el tiempo las cosas cambiarían pero el presente parece indicar lo contrario. Lectura obligatoria para todo aquel que quiera conocer la situación del sur de México. Mis cuentos favoritos: La suerte de Teodoro Méndez Acubal, Aceite Guapo, Modesta Gómez, El advenimiento del águila y El don rechazado.
Este libro es terriblemente necesario, pues expone lo que todos perciben pero nadie acepta, la convergencia del clasismo, la religión y la desigualdad. Y es que las ideas que venimos arrastrando nos han llevado hasta el punto casi irreversible de catalogar el ser un indio como un infortunio, un sinónimo más de pobreza, de desventaja. Una razón para apartar la mira y hacer menos las vidas de algunos. Y de continuar así, como si nada sucediera.
Me siento rota e inútil después de leer "Ciudad Real", de Rosario Castellanos. Creo que es un libro necesario para cuestionar, sin romantizar y con consciencia del privilegio, la actitud que ha existido hacia el indígena. Y para hacer algo al respecto, por supuesto.
City of Kings is one of the hardest books - novels, short stories, what have you - I've read this year. Its hard in the sense of being hard to bear. The injustice of being colonised, on the level of the individual, to the familial, communal, societal, cultural, and all the other ways one's mode of being changes when another's is forced upon you, attempting to grind you into the dust while the taking of every conceivable thing - from land to labour - commences and continues, in one shape or another, seemingly ad nauseum. This, is what stays with me. Rosario Castellanos shows us the perspectives of coloniser and colonised, using stark reality and elements of folklore along the way, juxtaposed in sometimes charming, yet always disturbing ways. Her clarity in language is one of the qualities I most admire in this collection, and has me curious about further works and the author herself. To that end, The Selected Poems of Rosario Castellanos is what I've decided to look to next.
Este es un libro triste, en el que Rosario Castellanos describe las condiciones en las que se han desarrollado las relaciones entre indígenas y mestizos en San Cristóbal de las casas la “Ciudad real”, desde el día en que los caxlanes llegaron a invadir territorios indígenas. Son 10 historias que habla de la sumisión, opresión, marginación y discriminación que sufrían los mayas de la región. Las historias se sitúan probablemente en los años 40’s y 50’s, si embargo me parece que las condiciones no han cambiado mucho. Considero que esta es una obra indispensable para comprender la desafortunada situación de la población indígena en Chiapas y probablemente de todo México.
Clase, género y etnia son los tópicos que Rosario utiliza para mostrar al lector la vida del oprimido y del opresor. De la injusticia disfrazada de buena voluntad, del racismo y la intolerancia. De los males que siguen aquejando no solo a Chiapas sino a todo México.
Los personajes funcionan como el móvil para aprender del contexto a lo largo de 10 cuentos donde Castellanos narra de manera fría las desgracias del indígena y el uso del lenguaje como instrumento para erigir el yugo.
Los 10 cuentos son un compendio de las injusticias, sobre todo de raza y clase, que siguen vigentes no sólo en Chiapas, sino en México. Me gusta que a través de los distintos personajes podemos ver que la opresión se sustenta en distintas causas que van desde la ingenuidad a la malicia, en donde caben matices sobre la responsabilidad que tienen los individuos al perpetuar las estructuras. Los primeros cuentos no me agradaron mucho porque me parecía que los personajes indígenas estaban escritos por alguien ajena a ellos, en donde no había un mayor desarrollo. Sin embargo, conforme fue avanzado, los personajes principales comenzaron a ser caxlanes, como les llama Rosario, o incluso gringos y entonces me pareció que las críticas y sátiras eran mucho más claras y honestas. Ya con el último cuento, me parece que cierra perfectamente al denunciar no sólo el colonialismo del Estado mexicano, sino también por parte de Estados Unidos.
Estos pequeños relatos donde los protagonistas son personajes tan peculiares como ordinarios, donde se habla de chamulas y claxanes, de clasismo y de religión. Rosario castellanos me vuelve a cautivar con esta prosa suya, con sus historias, que retratan ese chiapas costumbrista, cruel y relegado de los años 50. Todo lo que lea de Rosario simplemente me encanta.
Cuentos en prosa que hablan del clasismo y las etnias en la época colonia, que a su vez se vuelve reflexivo para el trato y el amor entre la sociedad mexicana actual, que muchas veces actúa de manera similar a los relatos. Llenos de prejuicio y vanidad hacia las personas de diferente origen etnicl
Rosario Castellanos escribe este libro como testigo ante las opresiones e injusticias a las cuales los tzotziles, tzeltales, lacandones y las chamulas fueron (son, siguen) sometidxs; a través de diversos cuentos narra los juicios que una cultura tuvo que atravesar a manos de los que llamaban caxlanes, los cuales conocemos como hombres blancos, en lo que hoy se conoce como San Cristóbal de las Casas, CHIS.; invitándonos a una autocrítica sobre dichas miserables condiciones a las cuales estas comunidades y etnias siguen siendo sometidxs. Un gran libro para quien guste de la historia y del coraje, pues en cada una de las diferentes narraciones nos encontramos llenxs de rabia al hacer acto de consciencia que dicho trato, sigue presente como una realidad.
Por otra parte, aquí pongo un fragmento que gozo mucho, pues entre todo lo aberrante que sucedía nos presenta estas imágenes que unx imagina con ternura. "las mujeres aún continuaban destetando a sus hijos dándoles a chupar un trapo empapado de posh"
En los 10 relatos de este libro, Castellanos exhibe cómo la sociedad concibe a los indígenas frente a los mestizos o blancos, a los pobres frente a los ricos, a las mujeres frente a los hombres, etc., y, por ende, retrata muchas realidades y concepciones arraigadas en el pensamiento mexicano que vale la pena cuestionar. Las diferencias existen siempre, pero Castellanos exhibe la importancia de la comunicación y cómo cuando no existe se vuelve muy complejo e incluso imposible encarar al otro como lo que es: una persona. La marginación, la corrupción, la violencia y, por supuesto, las diferencias sociales con constantes en todos los relatos. Todos, salvo el último, tienen finales desesperanzadores que reafirman la crítica social y la realidad del país.
«"Entre el lado bueno y el lado malo no había fronteras definidas y el villano y el héroe ya no eran dos adversarios que se enfrentaban sino un solo rostro con dos máscaras"».
Las ideas son como engranajes, se conectan entre sí de forma artificiosa para darle un sentido al mundo, significado que se vuelve tangible con nuestras acciones. Nuestra capacidad, o más bien incapacidad para circunscribir el todo de esa forma nos vuelve unos contra otros. Una tarde, cuando aún cursaba la primaria, repasábamos la historia del descubrimiento-conquista de América; en octubre de 1492 Cristóbal Colón amplió el espectro de lo que se entendía por realidad y la volvió "más real". No obstante, llevó consigo más derramamiento de sangre del que hubiera predicho, mientras analizábamos dicho periodo, que por cierto me pareció bastante soporífero, me di cuenta que las facciones de algunos de mis compañeros imitaban a las de los mal llamados "indios" y que estrepitosamente mucha gente que mi sociedad calificaba como limosneros, pobres, analfabetos o iletrados calcaban con seguridad algunos de sus rasgos. Era algo que siempre había visto, pero que nunca había aprendido a observar.
Hoy, cuando el cuestionamiento reiterado y la destrucción de mis ideales se ha convertido en algo asiduo, puedo asimilar que no basta sólo con entender conceptos como clasismo o racismo, sojuzgarlos y convertirlos en la manutención de la agenda políticamente correcta que quiere succionar todo a su paso en nuestros días, sino que, en vez de convertir a los "afectados" en figuras y mártires, pretendiendo que somos iguales, y después retirarnos a nuestra vida cómoda, viviendo en la ilusión de que estamos luchando por lo que es "correcto", debemos enfrentarnos a nosotros mismos, observar a los afectados, a la nueva sociedad que pretende darles una mano cuando tiempo antes los hundió y aceptar que no queremos terminar como ellos, que al ser naturalmente egoístas no estamos dispuestos a sufrir ni a ponernos en sus zapatos, y entonces, al negar su condición de pobres y afectados, los veremos como iguales, no seguiremos abriendo esa brecha perpetua donde el que tiene más poderse mofa al ver como ayudamos a los desamparados, por eso el imperioso siempre termina ganando, porque todos prefieren vivir en una falsedad moral a aceptar lo inestable y caótico que es el mundo.
Ciudad Real nos cuenta diversas historias que develan el por qué los indígenas son tan arraigados a sus tradiciones, se sienten inferiores ante el "hombre civilizado" y son suspicaces frente a los motivos de cualquier foráneo. Es evidente que deben seguir existiendo acciones que trabajen en la afiliación de dichas comunidades en nuestra sociedad, sin embargo, nosotros también debemos integrarnos a la suya, estimar sus costumbres, su modo de ser y nunca intentar reprimirlos o aislarlos, que es justo lo que pasa cuando se les da limosna, se les tiene lástima o se les solidariza en redes sociales, ensalzar su suplicio a través de actos "empáticos" sólo acrecienta su inferioridad.
¡SPOILERS!
I. De vuelta al nomadismo
Tras marchar decenas de kilómetros a la deriva, los Bolometic se sienten cansados y doblegados, no sólo frente a la fatiga, sino también ante de sus amos, los caxlanes; ya poco recuerdan de su historia, saben que el waigel (espíritu protector) los abandonó hace tiempo, quizás se sintió decepcionado al ver como los forasteros les robaron la dignidad y prefirió abandonarlos a su suerte. A punto de sucumbir ven a lo lejos edificaciones, aglomeraciones que inspiran esperanza en sus estómagos vacíos, Ciudad Real los intenta recibir con brazos abiertos, pero aquí ni las paredes ni las casas hablan, únicamente los prejuicios, todos los ladinos los miran sobre el hombro. Juvencio Ortíz ve la oportunidad de su vida, los va a mandar a trabajar a la finca de un gran hacendado para que los exploten y generen deudas que los terminarán esclavizando económicamente.
«"Se estaba tratando con indios, no con gente de razón..."».
¿Cuándo nació el prejuicio? Si bien los mexicas, tlaxcaltecas, zapotecas y demás atisbaban el mundo a través de la jerarquización, nunca discriminaron a algún ciudadano por su color de piel, por otro lado, los europeos basaron gran parte de sus ideologías en torno a dicho concepto. Al parecer, esto tiene relación en primera instancia con la esclavitud que existió en los tiempos de Sócrates y Platón, quizás mucho antes; no se tienen registros de que en esa época se esclavizara a alguien por su color de piel, sino que en su mayoría eran prisioneros de guerra o "bárbaros" (culturas que se consideraban poco desarrolladas tanto intelectual como socialmente). No obstante, cuando ciertos territorios de África empezaron a ser colonizados, el grueso de los esclavos terminaron siendo de tez negra, pueblos que no tenían cómo defenderse ante el poder militar de sus enemigos, siendo el "hombre negro" un cautivo habitual, se adoptó la idea de que este era uno que no poseía las mismas facultades que la de su "opuesto", el hombre blanco, quien se consideraba "más" civilizado, "más" moderno, más "inteligente", por eso siempre he pensado que el constreñir al mundo en un concepto puramente utilitarista sigue siendo un grave error, sea en la época que sea, esa desacertada afirmación de más = superior termina siendo ilógica en el plano social. Al tener las comunidades indígenas ciertas particularidades con los colectivos africanos, se les atribuyó la categoría de salvajes y por ende, se les juzgó como seres inferiores.
A book of linked short stories with an arc. As you move forward in the book, the stories take place later in history. They also move from more general to more specific, and from short and fable-like to longer, more complex, and more realist. The early stories were a bit opaque to me. Most of them set up a situation of tension between the indigenous people and the Spanish settlers in Ciudad Real and then manage that tension until it breaks open on someone more or less innocent and more or less unsuspecting. As in The Book of Lamentations, Castellano’s unsentimental writing and her crisp and physically compelling depictions of violence move me, but there isn’t quite enough in these stories for me to hang onto, particularly since they all run less than ten pages. In the later part of the book the stories get longer and the characters get more specific and more weighted with history, rather than simply standing in for a particular social situation. The two longest stories deal with charitable missions: one, the understaffed Indian Aid Mission, and the other, only called the Organization (its proper name is “an unpronounceable acronym … an attempt to combine the initials of all the private clubs that contributed to its support and all the religious sects that lent their collaboration”), staffed by Americans who remake their remote station in Chiapas in the image of an American suburb. The organizations are distrusted by the Indians, who periodically use them for resources but won’t submit fully to being helped. They meet with violence and the extremes of poverty and don’t do all they can to help, out of fear of unintended consequences or out of cynical political calculations. One of my favorite passages in the book describes a linguist at the Organization and the indigenous translator working for him:
“Mariano’s face and neck would get drenched with sweat, and when Arthur asked him the precise meaning of a word, he would answer with the first thing that came into his head. And if the text said Holy Spirit, Mariano translated it as Sun, and virile element that fertilizes, and spade that turns the soil, and fingers that mold the clay. And if it said devil, he didn’t think of evil, he wasn’t afraid nor did he reject it. Instead he bowed his head in submission, because after all the devil was only the reverse side of that other power, and you had to make him conciliatory offerings and agree on useful alliances. What Mariano missed, because it was never mentioned, was the great birthing vagina that functions in darkness and never rests.”
Mariano is completely inscrutable to Arthur. When his eldest son dies, he hardly seems sad. Later, when Mariano is killed in an outbreak of violence between Catholic and Protestant Indians--one that seems particularly senseless because none of the Indians seem to have much interest in what they are doing when they go to church, other than pleasing their benefactors--Arthur wishes he had led Mariano to salvation, and reflects that he could have saved his own soul that way. Arthur is a decent man--certainly more decent than anyone around him at the Organization--but this thought seems to have little to do with anything Mariano might have wanted.
Make no mistake about it: none of these short stories have happy endings, and everyone is cruel to each other. Also, seemingly everyone in this book hates natives.
I found myself quickly immersed in these stories, and loved the author's tone as she narrated each story - her all-knowing attitude comes off as strong and sometimes mocking. It reminded me of the tone Dostoyevsky sometimes used when describing character interactions in his books - like he knows more about the characters than they do themselves, but still, he can't change the ridiculous ways they are going to act.
This is the first book by a Mexican author, set in Mexico, that I have ever read. (I think.) This book illuminated some very basic facts for me, as a northern neighbor: just like there are subtle differences between states in their cultures, there are more differences still in rural areas in far-removed states, and within native and mixed populations.
Additionally: in every culture, there are going to be people who feel they are superior to other people who live in the same area as them, and they will often go to extremes to show or "prove" how superior they are. This culminates in acts of brutality against the native population, up to and including straight up murder, as one elderly woman does to a native man after she tricks him into working for her for free. Native people are absolutely seen as disposable in the stories in this book: it is heartbreaking. Even when someone tries to set things right, their actions are met with confusion, worry, and distrust, as in "The Gift Refused." The reader can clearly see how systematically oppressed the native people have been, and how that cycle just continues under the weight of all that these people have suffered.
Another thought provoked me while reading these stories, many involving farms or the mention of going to work on a farm/ranch. As a young girl, I read stories about a little girl whose father owned a hacienda (I believe it was in New Mexico, as this was an American Girl series - I hope you'll forgive me for oversimplifying, but this series introduced me to the concept of a ranch/hacienda). In those stories, I remembered the ranch was some sort of good, wholesome thing, and nobody seemed to be treated badly; but in the context of this book, working on haciendas and ranches seems to have been akin to plantation-style slavery for the native population. It made me feel like I was seeing a different side of the coin: the owner of the ranch and his family would be much more well-off than the folks that did the drudgery.
I would recommend this book, even though the stories don't go down easy.
(#7 - An #ownvoices book set in Mexico or Central America)
This entire review has been hidden because of spoilers.
This is a return to Castellanos after many years, ten, I think. Because I didn’t read Ciudad real for a course, I was able to take my time, and it has stuck more in my head because of that. Her vaunted status, in Mexican, feminist, and international canons is well warranted—Ciudad real feels tragically relevant sixty years later in its portrayals of racism, classism, and religious manipulation.
Something that makes this collection stand out from others that portray the abuses that afflict Indigenous communities throughout Latin America is its measured tone. That’s probably easier here because we’re talking about short stories, not a novel, but Castellanos lets the tragedies and injustices speak for themselves. La suerte de Teodoro Méndez Acúbal may be the most effective portrayal of the myriad stereotypes and roadblocks that impede the progress of Indigenous characters. El advenimiento del águila is perhaps the most insidious picture of how other social groups abuse their Indigenous neighbors.
The book is paced really well, with shorter narratives opening and two of the final three are more than 30 pages. La rueda del hambriento and Arthur Smith salva su alma show how even well-intentioned foreigners quickly lose their direction and solid ground after spending time in the isolated villages in Chiapas. Arthur Smith ends on one of the few overtly political notes that appear in the entire book:
“Es curioso. El comunismo se infiltra en los países donde pocos tienen el derecho a comer o a instruirse. Donde la dignidad es un lujo que no pueden pagar más que los ricos y la humillación es la condición del pobre. Donde un puñado de hombres dignos, instruidos y bien alimentados explotan a la muchedumbre de humillados, ignorantes y hambrientos” (p. 191).
I don’t believe that this is one of Castellanos’s more widely-read books, but it is definitely worth your eyes’ and mind’s attention.
Written in 1960, Castellanos wrote these stories to show what life was often like for Mayan descendants in Chiapas. This translation is from 1993. This short story collection is
Most of the stories focus on a Tzotzile character or community, and Castellanos shows how they are treated by the Ladinos--as peons they are employed but not paid (essentially enslaved); how they "know their place", staying off sidewalks and out of stores; how they expect nothing but poor treatment. One story focuses on an orphaned young Ladino woman who comes from Mexico City for a job at a clinic and is horrified by what she sees; the longest and last story focuses on the jostling for position between the Catholic church and American Protestant missionaries--both supposedly serving the natives, but really they only serve themselves and their employees.
The introduction to this book describes Castellanos as a Ladina who had a "[painful] self conscious awareness of her own acts of cultural interpretation". This book is certainly interesting and this is not a topic--the 20th century history of the Mayan descendants--that I know much about and is definitely something I would like to read more on, especially from within that community. I do know that many people from Chiapas and Central America still do not speak only their mnative Mayan-related language and not Spanish, as it is a continuing issue in my local school district.
Es mi primer acercamiento a Rosario Castellanos. Cabe mencionar que los cuentos de Ciudad Real son ganadores de la 5ta entrega del Premio Xavier Villaurrutia en México. Y es bastante obvio por qué. Es una gran obra en muchos aspectos principalmente porqué encontramos aquí el eslabón perdido entre la evolución de la novela revolucionaria y La ciudad mas transparente. Donde Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Eraclito Zepeda hacen su aparición con novelas brutales sobre la revolución y que luego Carlos Fuentes daría golpe con un fuerte contraste y sobre un tema tan avasallador: los indigenistas, mi país, el méxico abusado, relegado, mancillado y dolido que termina olvidado pero rescatado con esta autora. Si bien, el tema, ya es abordado por otros escritores que hacen galanura de una prosa exquisita y profunda (Elena Garro, Juan Rulfo). En Ciudad Real, Castellanos nos abre la mente a un mundo, desprovisto de este mundo idílico del indígena donde la sabiduría es casi etérea y ancestral, ella nos desnuda a una realidad y nos avienta cruelmente a una situación donde el indígena sufre abusos, humillación, incluso de su misma raza. Nos lleva en cada uno de sus cuentos descubriendo la realidad los indios mexicanos en Chiapas, desde sus ancestros hasta la colonización extranjera, y de cómo apesar de qué existe una cruda realidad siempre puede existir una gota de esperanza. Un libro cruel, crudo. Realista.
Historias cortas que contienen personajes que respiran, que sufren mientras otros gozan, seres humanos ficticios, casi reales.
Ciudad Real nos muestra el vivir de una de las comunidades principales de Chiapas. De la mano de actores narrativos, nos muestra cómo sienten, lo que piensan.
Aquellos hombres blancos, los caxlanes, tienen el poder para servirse, pero el indio es astuto también. No hay buenos ni malos si se lee bien. Hay seres humanos.
El nombre de Rosario Castellanos, fuerte, decidido, acentuado, tan parecido a su escritura. Escribe sobre injusticia, sí, pero también de la vida, de los colores de la piel y sus privilegios, de las costumbres arraigadas que se siguen sin saber el por qué.
Su narrativa, espectacular, deliciosamente hilada. Nos hace extrañar, llorar con los personajes. También reímos y nos da gusto, en ocasiones, no tener esa vida.
Franca, irónica, burlona, Rosario es una plena garantía de que se moverán emociones desconocidas.
Ciudad real es una recopilación de cuentos que expone un panorama de miseria y analfabetismo que vivían los chiapanecos en la ciudad de San Cristóbal de las Casa, conocida en esa época como "cuidad real", contada desde desde una perspectiva cruda y real pero sin descuidar los recursos de una buena narrativa impregnada de modismos. De mirada convalesciente hacía los indios marginados por un autoritarismo esclavista, nos muestra sus penurias así como manera particular de errar en el entendimiento de una lógica convencional, todo ello debido a las injurias cometidas hacia su persona a lo largo del tiempo. De entre los cuentos más significativos de manera personal destacan: la rueda del hambriento, la suerte de Teodoro Méndez Acúbal, el advenimiento del águila, cuarta vigilia y el don rechazado.
¨Pero Rominka no quería morir, no quería enloquecer. Los hijos, aún balbucientes, la reclamaban. El marido la quería. Y su propia carne, no importaba si marchita, si enferma, pero viva, se estremecía de terror ante la amenaza¨ La literatura de Rosario Castellanos es una belleza, una belleza que no se puede olvidar. Mi favorito de este libro fue, sin ninguna duda ¨La tregua¨. ¡Qué forma de narrar la violencia y el abuso y la ira y el hastío y el prejuicio y el todo! Narrado siempre con sutileza pero al mismo tiempo con crudeza. Es un libro escrito con maestría y ferocidad y compromiso genuino por los temas que trata. Me recordó, por obvias razones, a la canción ¨Arauco tiene una pena¨ de Violeta Parra. ¿Qué dirían Violeta y Rosario al ver que pocas cosas han cambiado?
This is an interwoven selection of stories set in what was then called Ciudad Real but is now known as San Cristóbal de las Casas Chiapas region of Mexico. It is one of the most prominent works by Rosario Castellanos. It is also astoundingly depressing.
The stories centre on the racism and abuse visited upon the indigenous people by the Ladinos, the white descendants of the Spanish conquistadores. Sometimes they are told from the perspective of the an indigenous person, sometimes from that of a ladino person, but they are universally tales of unhappiness enacted upon cardboard cut out characters. Misery in monochrome shades. Reading this is the literary equivalent of someone scrubbing your face with a pumice stone. Relentless, unpleasant and ultimately pointless.
Esta colección de cuentos tienen el sello personal de Rosario, su amor por la igualdad entre la personas y su sentido de justicia hacia la comunidad indígena, quienes forman parte de nuestras raíces mexicanas. Rosario fue siempre una fiel defensora de los derechos humanos de los indígenas; subyugados por el maltrato social y la discriminación y abusos a los que han sido sometidas estas comunidades. Todos los cuentos tienen esa magia y esa realidad impactante. Se explora la naturaleza humana del bien y el mal en cada personaje, los cuentos además son súper cortos. Rosario Castellanos es de mis autoras favoritas. Siempre recomiendo leerla. :)
es un libro de cuentos pero también podría ser una novela coral sobre un poblado. a través de los años y desplazandose entre distintos puntos de vista, Castellanos reconstruye las injusticias que enfrentan los indígenas de la región sur de México (Ciudad Real y los poblados que contiene). me gustó la manera en la que la voz se concatena y se despliega sobre una temporalidad anónima (no sabemos con certeza que periodo histórico se aborda, un comentario sobre la actualidad del despojo indigena). me gustó cómo la autora se permite explorar distintos formatos. me parecieron muy notables los primeros cuentos, que tienen una prosa lírica que te mantiene atento.
Este libro estuvo bien. Se compone de varios relatos con el propósito de exponer las múltiples injusticias y problemas que los indígenas en México tienen que enfrentar. Creo que la autora logra cumplir su objetivo, por ejemplo, uno de los temas que es expuesto es que el problema de la discriminación es sistemático, y aunque existen personas con buenas intenciones que quieren ayudar es necesario llegar a la raíz del fenómeno para realmente hacer un cambio. No soy exactamente una fan del estilo de escritura, pero tampoco es que lo haya odiado.
Los primeros cuentos de este libro me habían desalentado, puesto que parecen ser principalmente deshonestos, cayendo en lugares comunes y sin energía propia. Sin embargo, cuando uno llega a los últimos cuentos, la noción es precisamente la opuesta: dolorosamente honestos y en ninguna manera comunes.
Este cambio de voz, hacia la honestidad por parte de Rosario Castellanos, permite apreciar más esos primeros cuentos y su lugar con respecto al resto del libro. Además, el libro, tristemente, se mantiene relevante sesenta años después.
Son una serie de cuentos acerca del trato a los indígenas por parte de los "blancos". Lo más triste es que este maltrato aún prevalece, pero también es muy triste que la mentalidad de los indígenas aún no cambia, en el cuento que se llama "el don rechazado", lo explica asi: "Pero cuando otro (caxlán) es amable y le da sin exigir nada a cambio, no lo entiende. Está fuera del orden... y se defiende a su modo: huyendo"
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Un libro exquisito, maravilloso, con una narrativa estupenda, una prosa que parece poesía. Rosario Castellanos logra con excelsa maestría retratar los abusos cometidos a los indígenas en épocas contemporáneas. Describe a la hermosa ciudad de San Cristóbal de Las Casas con inigualable crítica al paradigma neocolonial del trato a las indígenas y la idiosincrasia mexicana producto del sincretismo cultural. Le pondría 6 estrellas.
Me gustaron la mayoría de los cuentos, están contados de una manera que sientes que te los platica, es frustrante el ver cómo son tratados los personajes de sus cuentos por su origen étnico y el saber que son cosas que pasan en la vida real no lo hace mejor. Me gustó que Rosario no tuvo miedo de contarnos las cosas como son y podamos ver las injusticias que vivieron y viven los pueblos indígenas en México