Marcela es una triunfadora pero no soporta la servidumbre del exito. Siempre reuye la fama y procura refugiarse en lo que mas le importa. Etre sus numerosos amigos, cosmopolitas exiliados en las ciudades del mundo...
Zoé Milagros Valdés Martínez estudió en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, pero abandonó los estudios antes de terminar (hizo hasta cuarto año); después ingresó en la Facultad de Filología de la Universidad de La Habana, donde estudió hasta segundo año.1
Desde 1984 a 1988 formó parte de la Delegación de Cuba ante la Unesco en París, y de la Oficina Cultural de la Misión de Cuba en París. Fue subdirectora de la revista Cine Cubano desde 1990 hasta diciembre de 1994. Al año siguiente fue invitada a unas jornadas sobre José Martí en París, donde se quedó y vive con su esposo, el cineasta Ricardo Vega, y su hija. Políticamente, Zoé Valdés es opositora al régimen de Fidel Castro
Fue redactora en jefe de la revista de arte ARS Magazine, Cuba, que dirigía su hermano, Gustavo Valdés. La habían fundado ambos en 19952 y la relanzaron a fines de 2010.3
Zoé Valdés colabora en numerosas publicaciones periódicas españolas y francesas, como El País, El Mundo, El Semanal, Qué leer, Elle, Vogue, Le Monde, Libération, Le Nouvel Observateur, Beaux Arts, Les Inrockuptibles, entre otras. Ha participado en muchos festivales literarios internacionales y ejercido como miembro del jurado de prestigiosos concursos.
Además de escribir guiones, Zoé Valdés ha codirigido un cortometraje —Caricias de Oshún— con su marido, Ricardo Vega, y ha sido jurado del Festival de Cannes (1998).
Durante los mis primeros años de mis veinte este libro fue esencial. Lo leía cada doce meses como una especie de ritual. Ahora que volví a él me di cuenta que no sólo idealizamos personas, sino también libros. Supongo que ese encanto se rompió porque ahora no pude terminarlo. Hay algo en la prosa de Zoé que se siente demasiado literario y ese círculo de coincidencia entre ella y su amante más importantes ahora me parece un tanto ingenuo. Creo que la parte que todavía rescato un poco es el ejercicio de insertar un diario cinematográfico como parte de la narración. Es un libro que sabe a nostalgia, no por la obra en sí misma, sino por el recuerdo de quien yo era durante los primeros años que lo leí.
Esta novela como su nombre lo dice, es un viaje constante al pasado, una constante nostalgia de rememorar y extrañar la juventud y un país de origen. La historia está narrada por Marcela, nuestra protagonista, y se mueve en dos tiempos, desde el presente en París y hacia el pasado en Cuba.
La leí a principios del mes de Junio y sigo sin poder formarme una opinión acerca de lo que pienso de ella, creo que no me gustó en general, aunque no podía dejar de leerla. Me pareció que era una novela autobiográfica pues leí un poco de la vida de la autora y hay algunas coincidencias entre ella y su protagonista, de ahí mi dificultad para pensar algunas cosas, como por ejemplo y primordial que no puedo dejar pasar cuando se trata de Cuba, la cuestión política. Me parecía que tanto Marcela como todo su grupo de amigos exiliados que se fueron de Cuba, estaban tan despolitizados que no se daban cuenta en su ingenuidad de querer quedarse en la neutralidad o el escapismo, estaban inmersos de igual modo en la ideología neoliberal. Entiendo que no es una novela política ni mucho menos un ensayo, pero en cuanto se tocaban estos puntos dentro de la novela, me parecía que todos los personajes tenían la misma perspectiva un poco ingenua sobre la vida en Cuba y en cualquier otro lugar del mundo. El personaje de Marcela tampoco me terminó de gustar, aunque tuve muchas sensaciones ambivalentes hacia ella, pues es un personaje pretencioso, condescendiente y con aires de superioridad intelectual, por otro lado disfrutaba en ciertos momentos que era una mujer que decía lo que pensaba y no le daba miedo moverse sola por el mundo, ni la soledad. A veces me parecía que este tipo de personaje ya lo había leído antes en las novelas de algunos de la generación Beat, y en otro momento me pareció que se parecía un poco a algunas de las protagonistas de la novela de Amelie Nothomb. La prosa me gustó, y me hizo seguir leyendo, tiene un ritmo que te atrapa y te mueve solo, fácil. Algunas otras cosas de las que me gustaron fueron la descripción de momentos y lugares. Los atardeceres en Cuba, las calles, las fiestas de alcohol, vestidos y calor. Los pisitos mugrientos de París y la insalubridad, los parques, el café.
Creo que la razón por la que a pesar de no gustarme del todo la novela, me encontré atrapada en ella muy fácilmente es porque pude reconocer al instante que hubiera disfrutado mucho de esta historia durante mi adolescencia, pues es justo el tipo de narración que buscaba desesperadamente en aquellos años, algo que pudiera llenar mi nostalgia inacabable, mi pretenciosidad. No así ahora.
I liked the book though I found it inconsistent. There were times when Valdes wrote in a way that unravelled deep parts of the soul (especially when portraying the games of a depressed mind) and there were times when I felt she was trying to fill up the pages with meaningless words.
Me decidí a leer este libro porque antes había leído otros de esta autora que me habían encantado, pero este me ha resultado muy espeso y pesado. El final no ha estado mal, pero se me hizo muy costoso llegar hasta ese punto. La historia se me ha hecho monótona en sus eternas descripciones y saltos en el tiempo. No todo es negativo, la reflexión de fondo es interesante y da pie a una reflexión de profundo carácter, sobre el sentimiento de pertenecer a un lugar y cómo las relaciones con personas de nuestro temprano entorno pueden condicionar fuertemente nuestra vida adulta. Ha sido el medio narrativo el que no me ha dejado disfrutar de la novela.
Muy monótono y tranquilo durante el 98% del libro, las últimas páginas adquieren un ritmo trepidante que, para mí, en lugar de conseguir el efecto deseado lo desequilibran. El final, además, es demasiado peculiar para encontrarse después de tantas páginas de recuerdos de Cuba. No será del gusto de todos.
J'ai dévoré ce roman. Il fourmille de vie, d'expériences, de personnages, d'amour, d'espoir, d'amitiés, de rues, de trajectoires, de talent et j'en passe. Une très belle découverte pour un livre sélectionné pour sa couverture.