Música de mierda in PopSugar Reading Challenge en Español

Oct 15, 2017 Lily Rodríguez rated it really liked it

Shelves: 2017readingchallenge

Un libro bastante interesante, no pensé que todo fuera a girar en torno a Celine pero de igual manera había muchísimas cosas que yo no sabía sobre ella y no es que me considere una fan, creo que solo conocía una de sus canciones, *coff coff* la de titanic, pero hubo un día que dije "a ver pondré un playlist de ella para ambientar esta lectura".
Se me hizo una lectura bastante amena y me reí mucho a ratos, ¿lo recomiendo? Si, creo que cualquier amante de la música debería leer este libro. ...more

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Sep 22, 2020 Jacko Cabrera rated it liked it

Un ensayo sobre el (mal) gusto que gira en torno a la sensiblería que enamora a millones de fans de Céline Dion. Un texto rico y denso que revisa la capacidad del ser humano de encontrar el buen gusto entre la maraña que nos venden como arte, o la imposibilidad de algunos intelectuales y críticos de ver más allá de sus ideas preconcebidas. No está mal, aunque a veces se hace ligeramente pesado, cuando diatriba sobre los distintos puntos de vista de filósofos y sociólogos.

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Jun 22, 2021 Eliana Rivero rated it really liked it

Shelves: kindle

Este libro es un experimento sobre gustos, un intento de abandonar deliberadamente una estética personal. Tiene que ver con las afinidades y los rencores sociales, y con cómo el arte y su comprensión pueden exacerbarlos o convertirse en un elemento de mediación.

Música de mierda es un ensayo reflexivo y estudio sociológico del porqué Céline Dion le gusta a tanta gente. Carl Wilson (no el de The beach boys) trata de entender a los fans de Céline, y mientras trata de lograrlo, explora las raíces de

Este libro es un experimento sobre gustos, un intento de abandonar deliberadamente una estética personal. Tiene que ver con las afinidades y los rencores sociales, y con cómo el arte y su comprensión pueden exacerbarlos o convertirse en un elemento de mediación.

Música de mierda es un ensayo reflexivo y estudio sociológico del porqué Céline Dion le gusta a tanta gente. Carl Wilson (no el de The beach boys) trata de entender a los fans de Céline, y mientras trata de lograrlo, explora las raíces de la música y la cultura de América del Norte. Wilson, al igual que Céline, es canadiense, por lo que para él es una afrenta bastante personal que aún My Heart Will Go On siga siendo un súper éxito, a pesar de todas las cosas que según críticos, y gente que odia a la cantante, están de acuerdo: la sensiblería y lo cursi es una marca registrada para la cantante canadiense francófona más exitosa de todas.

Como decía, Carl Wilson trata de entender, a partir de esta cantante en específico, porqué a la gente le gusta lo que le gusta. El cómo apreciamos la música (y la literatura y la pintura y el arte en general). El por qué siempre hay una exclusión de otros cuando decimos que algo nos gusta. Por qué hay una cosa que es mejor que otra. Por qué Céline Dion es tan exagerada, infantil, falta de personalidad, cursi y empalagosamente romántica. El autor entrevista a fans de la cantante, escucha Lets talk about love e incluso, va a un concierto en Las Vegas, solo para experimentar qué es lo que experimentan los otros y él evidentemente no lo hace… hasta ese momento.

¿Qué termina entendiendo? Que la figura de Céline, como de muchos otros artistas pop (y divas del pop), hacen clic con las personas. Tienen algo en su música que logra identificar a miles de escuchas que piensan en el amor, así sea de la forma más boba y cliché que pueda experimentarse. Y, para Wilson, esto está bien.

Pienso que la conclusión a la que llega el autor (que sin lugar a dudas odia bastante a Céline Dion) y luego de un repaso por la carrera de la cantante, es que está bien que a muchos les guste ella. Piensa en las personas a las que les gusta la música de esta intérprete (gente que pasa los 40, amas de casa, mujeres casadas o divorciadas, ancianos) y en los lugares en donde suenan sus canciones y concluye en que todos necesitan una banda sonora para creer que están enamorados, para poner en el funeral de su abuela, para reencontrarse consigo mismos. Y aquí surge un dilema sobre la sensiblería, el romanticismo o lo soberanamente cursi:

…¿por qué razón el arte que se centra en lo que Solomon llama <> debe quedar en segundo plano, por detrás del arte que se centra en las cosas duras? Las jerarquías del antisentimentalismo parecen desembocar en una perversa inversión de los valores. Tal como sugiere la filósofa estadounidense Deborah Knight en su artículo de 1999 “Why We Enjoy Condemning Sentimentality”, eso obedece en parte al racionalismo machista. Si las emociones tiernas son estereotípicamente femeninas, cariñosas y maternales, lo sentimental tiene que ser necesariamente, en sus propias palabras, “sucio”, “indulgente, chabacano, superficial, narcisista y excesivo”. El antisentimentalismo filosófico, afirma, es un ataque preventivo contra la posibilidad de revelar cualquier tipo de inclinación indecorosa hacia el costado más ilógico y aniñado de la naturaleza humana. (Y difícilmente encontraremos algo más aniñado que Céline Dion)”.

Lo que más me ha gustado de Música de mierda es que Carl Wilson no niega que haya música de mierda, pero que esto no significa que la gente seguirá escuchándola. Es la misma diatriba de siempre: ¿qué es el verdadero arte? Pero, ¿por qué lo popular no puede ser arte? ¿Por qué cierta música y no otra música no lo es? ¿Por qué hay tanto clasismo sugerido en lo que es bueno o no? ¿Por qué es la clase alta la que puede decidir sobre lo que es bueno y no? Curiosamente, el autor jamás dice que la música de Céline Dion sea una mierda, simplemente es con poco gusto, sin personalidad e incluso, demasiado forzada.

También me gusta que Wilson reconoce que, ya cercano a los 40, no tiene la misma energía ni los mismos pensamientos de sus 20, en los que creía que sus gustos, no solo eran los mejores, sino que estaban por encima de los demás. A veces despojarse de estas máscaras es lo mejor que podemos hacer. La música, y el arte en general, es una forma de identificarnos, sentirnos representados y tiene que ver con nuestra personalidad. Hay un tiempo en que cierta banda, cierta película o cierto libro te hacen sentir “cool”, pero llega un punto en que eso va a dejar de importar, porque hay espacio para todo el mundo y simplemente no puedes basar tu vida y tu personalidad en ser “cool”. Eso no desmerece tu inteligencia. Sería interesante verlo desde esta forma:

A veces hay gente que me pregunta si la vida no es demasiado corta para malgastarla con arte que no te gusta. Últimamente, sin embargo, tengo la sensación de que la vida es demasiado corta precisamente para no hacerlo.

Por supuesto, Música de mierda habla de muchísimas cosas más, como de qué es lo que puede pasar con los críticos, además de citar estudios artísticos (y a historiadores, filósofos como Kant, etc.) que hacen validar o replantear cómo es que observamos el arte desde un punto de vista sociológico. No pude dejar de pensar en cómo sería este libro si hubiera sido escrito después, teniendo en cuenta que ahora Justin Bieber compite con Céline Dion en ser la otra gran estrella canadiense. Y en cómo sería hacer un estudio sociológico serio (y no lleno de prejuicios y clasismo) sobre el reggaetón. Pero ya esto no tiene que ver ni con Céline, ni con Carl Wilson ni con Canadá. ...more

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